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Realizadoras chilenas Cine bajo desigualdad de género

Dr. Antonio Machuca Ahumada.

214 páginas

Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2022.

A inicios del siglo XX, y a 20 años de la invención del cine, Gabriela Bussenius fue la primera mujer chilena en dirigir una película: La Agonía de Arauco de 1917. La directora ha sido relegada por varias décadas, desconociendo su logro. En nuestro país las realizadoras chilenas han dirigido bajo la desigualdad de género.

Realizadoras chilenas Cine bajo desigualdad de género devela por primera vez el trabajo tras las cámaras de las directoras en un período que abarca más de 70 años de la cinematografía del país. El texto se estructura de manera de evidenciar los contextos socioculturales en los cuales ellas desarrollaron su labor a partir de los inicios del siglo XX. Además, por medio de ejes diversos de estudio, se indaga en las particulares cinematografías de quince mujeres cineastas.

En la publicación, una primera escenificación estipulada por el historiador cultural Bernardo Subercaseaux; se detalla y desarrolla el escenario en el que se desenvolvieron las pioneras de nuestro cine, denominado Tiempo de integración, caracterizado este por el nacionalismo, la modernización, las demandas feministas y los activismos culturales.

En relación con esa realidad el autor refiere en detalle el escenario intransigente de la desigualdad de género, en los años 20, en Chile, en el cual las mujeres no podían trabajar sin el permiso de sus maridos. También se les negaba el disponer de sus ganancias y no tenían derecho a votar. Laboralmente eran expuestas a extensas jornadas laborales, a despidos, acoso sexual y además recibían sueldos miserables.

Como consecuencia de estas desigualdades surgieron en ese momento las primeras demandas por la equidad de los derechos civiles y políticos para las mujeres. Todo esto al alero del incipiente movimiento obrero.

Tempranamente en nuestra historia cinematográfica, junto con la ya mencionada precursora, otras dos cineastas (casi desconocidas y ahora develadas) también dirigieron entre 1925 y 1929 las películas Malditas sean las mujeres, El lecho nupcial y La envenenadora.

El autor revela además aspectos que visibilizan mejor a esas pioneras. Efectivamente, ellas no solo dirigieron, sino que también escribieron sus guiones, se desempeñaron como productoras y fundaron sus propias empresas, en resumen, legítimas activistas culturales, adelantadas a su tiempo.  Sus nombres: Rosario Rodríguez y Alicia Armstrong.

Más adelante, el estudio acomete los años 50, y el escenario llamado Tiempo de transformación, definido culturalmente por el ejercicio del voto femenino en 1952. Esto les permitió el acceso a instancias de poder en la política nacional, concretándose en la elección de las primeras parlamentarias. Acá el texto se adentra en el documental antropológico (Andacollo e Isla de Pascua) de Nieves Yankovic y además se devela a Bélgica Castro como realizadora.

En la siguiente secuencia, se evidencia el Tiempo Globalizado que abarca desde los años 70 y hasta fines de los 90.

El texto señala que aún falta investigar respecto de la desarticulación del cine chileno, a consecuencia del golpe militar en 1973. Se destaca puntualmente que las realizadoras fueron desarraigadas y olvidadas. A pesar de ello, produjeron en el destierro (en más de 16 países), obras de alto valor artístico, político y estético. El del exilio, sustancialmente, fue el género del testimonio personal, al revelar la historia política y cultural de Chile. Se analiza el trabajo de Angelina Vásquez, Marilú Mallet, Valeria Sarmiento, Carmen Castillo y Myriam Braniff.

Al llegar a los años 80, el libro se enfoca en las innovadoras, bajo la opresión de la dictadura, donde se destaca que ellas marcaron vanguardia, otorgando una nueva mirada a nuestra cinematografía, a través del formato del video. Es así que la censura aplicada al audiovisual, generó como efecto contrario el surgimiento de una significativa producción alternativa y de denuncia. Esto, para evidenciar la represión y la eliminación de los derechos civiles, en un ejercicio claro de resistencia a la autocracia, dado el artístico compromiso y político de las cineastas. Las realziadoras en estudio son Lotty Rosenfeld, Diamela Eltit, Cecilia Barriga, Gloria Camiruaga y Ximena Arrieta.

En resumen, la publicación profundiza en la desigualdad de género, evidenciando para ello el aporte creativo de las directoras. En consecuencia, en sus líneas se busca engrandecer el acervo cultural cinematográfico, de manera de ir generando audiencias para el cine femenino local y lograr un mejor entendimiento sobre su arte como ente liberador.

Realizadoras chilenas, Cine bajo desigualdad de género, es uno de los primeros textos que profundiza en esta temática, y avanza en la construcción del conocimiento sobre las mujeres que han dirigido tras la cámara, logrando el rescatarlas, revelarlas y vindicarlas.  Por este motivo es una obra que definitivamente viene a aportar al estudio de nuestra cinematografía con voz femenina.

 

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